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jueves, 30 de julio de 2020

The Night Fisherman #Nivel Oculto


A veces tiendo a olvidar que la violencia no es sinónimo de sangre. Lo violento, muy destilado, es la confrontación de dos sujetos donde uno busca imponerse. El asesinato es un acto violento porque la eliminación total del otro es la imposición absoluta de uno. Después de esta confrontación no queda más que el dolor de su culminación y el silencio, porque se ha borrado al contrario. Hay muchos videojuegos donde se busca esta imposición absoluta del jugador sobre su enemigo saltándose el proceso dialógico inscrito en toda lucha; muchas veces porque el antagonismo es poco más que un reto, y porque el sentido de su existencia es solamente su derrota, su muerte. En otras palabras: la violencia en los videojuegos generalmente es una simplificación, la reducción superficial al acto inmediato y fulminante de la pura destrucción.

The Night Fisherman es consciente de esto y penetra en la performatividad de la violencia para mostrar lugares comunes no tan tristemente fosilizados en el videojuego como son los tiros, la sangre y la mutilación. Es una de esas obras que están afuera de todo ello y aun así se sienten totalmente violentas. Saben que a veces para hablar sobre imposiciones, abusos y luchas no es necesario ponerle un arma en la mano al jugador, que quizás sólo bastaría con darle un contexto afilado, una figura de autoridad y una conversación depurada que le haga recordar que se puede destruir a alguien a base de puras palabras.

En The Night Fisherman la influencia de la jugadora es poca. Cuando jugaba sentía que les creadores me decían: estás aquí para observar, no para interceder por aquél a quien le des la razón moral. El mar de Gran Bretaña nos muestra la indefensión en que se encuentra uno de los dos personajes, Gardinier, mientras que, al ser un pescador, no se pierde la sensación de estar en cierto hogar, cierto espacio seguro que viene a ser mal versado por alguien ajeno. El ente perturbador es Churchill, un oficial de la EPG que se dedica a cazar inmigrantes. Este le pide un encendedor desde la posición imponente que dan su buque y la culata de una escopeta que asoma a su espalda. Gardinier le lanza el encendedor desde el bote y Churchill enciende un cigarrillo para, acto seguido, embolsillarse el objeto mirando fijamente al pescador. Esto desacomoda porquecomprende que la relación es de sometimiento. El pescador carga con el peso de la culpa, aunque todavía el espectador no lo sepa, y cualquier cambio en su ambiente —la pérdida del encendedor o el cambio de idioma—le señala una confrontación que se sabe perdida de antemano. La petición presenta al oficial como un sujeto que carece de algo, amigable, que simplemente necesita un encendedor, pero en realidad es un movimiento táctico en la lucha para esconder sus intenciones y mover al otro de un espacio seguro a un espacio de inferioridad respecto a quien se enfrenta.

Partiendo de esta situación, en The Night Fisherman es imposible separar sus temas y lo que significa jugarlo. Nuestra influencia es poca, como decía, alejándose de un espacio donde podamos decidir o interceder sobre los participantes. Nuestro espacio en la obra es la de una voyerista, aunque la disposición de la escena sea la de bancar a Gardinier y los sentimientos de empatía fluyan a lo que encarna el pescador y el inmigrante escondido en el bote del pescador. La jugadora, a lo sumo, sería una camarógrafa en esta escena, lo que produce un poco de fascinación morbosa al estar viendo esta escena desde el ojo de la cerradura que es la pantalla. También al escribir esto yo estoy siendo la peor de las voyeristas; la que revela aquello que ve. Esta mirada alejada traza un punto de unión entre dos aspectos de la obra: uno reflexivo, casi ensayístico, el cual se da por el tono y la obra en sí; otro que nos relega al papel del testigo, de la reacción, de las lecturas contextuales. The Night Fisherman es un videojuego que ignora las barreras ontológicas (si es que existen) entre leer, jugar y ver cine, enmarcándolas en la experiencia estética y su posterior análisis. Jugar es interpretar.

La violencia estatal está encarnada en The Night Fisherman con Churchill. Este trabaja a través de un argumentario patriótico que, como todo lo relacionado al nacionalismo, en el fondo es profundamente narcisista y egocéntrico. Señalará a los británicos como leones "por naturaleza". El inmigrante es una paloma de parque a la cual, de forma irracional, se odia. El juego de máscaras que le sigue sirve para enaltecerse a sí mismo porque él, a diferencia de sus paisanos inferiores, logra pensar como la paloma siendo un león. Se presenta esta vez por un argumento empírico que recuerda a aquella introducción de Malditos bastardos «I'm the best at catching them because I know what tremendous feats human beings are capable of once they abandon dignity» (Hans Landa: «Conozco las hazañas de las que es capaz el hombre al abandonar su dignidad»). Tanto Churchill como Landa se han ganado su apodo a través de pensar como judíos e inmigrantes porque se sabe que los judíos y los inmigrantes no tienen dignidad. La pregunta sucesiva de un humanista a este argumento empírico tiene que ser ¿Por qué han abandonado la dignidad? ¿O no es que la hayan abandonado como quien deja atrás un objeto, sino que se las han arrebatado? ¿Qué hace a una persona digna y por qué estas personas no lo son?

Churchill bebe whisky en otro acto de imposición sobre el pescador. El oficial utiliza su Sapphire Rose para dar a entender que, hasta el momento, la charla ha sido de pura cordialidad. Los juegos retóricos han sido para convencer al otro de ayudar con su labor, pero igualmente no tiene otra opción, tiene que hacerlo, no porque se le haya convencido, sino porque negarse sería jugarse la vida. La violencia estatal no se ejerce solamente para matar al otro. Cuando las discusiones sobre la violencia están abanderadas por el fetiche a los tiros se ignora el espacio dialógico de esta; cuando la muerte es causa y efecto no hay discusión, solamente hay eso: muerte. El asesinato siempre es violento, pero es solo una expresión más de esa destrucción. Hay a través de la imposición del estado sobre el individuo una serie de posibilidades tan fatales como morir. A modo de ejemplo: arrebatarles la dignidad u obligarlos a cargar sobre sus hombros la muerte de alguien más. Churchill sacando la botella es un golpe en la mesa; ha ganado la batalla.

El lugar de la jugadora como voyerista se va volviendo más retorcido a medida que la escena se va desarrollando. Queremos hacer algo, actuar, posicionarnos, pero no se nos permite, algo que podría llegar a decirse que contradice las ideas asentadas en torno a la interactividad en el videojuego. No obstante, al estar tan acostumbradas a actuar la prohibición de hacerlo se viste de la(no)mecánica que sostiene The Night Fisherman. Aquí se podría decir que hay un problema porque, en contadas ocasiones, la jugadora decidirá qué puede o no decir Gardinier, pero se diga lo que se diga se terminará en el mismo lugar. La violencia estatal se impone a base de ir pelando capas de voluntad. Esto hace que nuestra decisión no sea sobre la conversación, en realidad es una artimaña para ir desplazando, poco a poco, al pescador como sujeto actuante para hacerlo espectador sobre la misma violencia que le cae. Nosotras no vamos hacia Gardiener, él se desplaza hacia nosotras.

El ganador sugiere que aquel que ayuda no se ve afectado, al contrario, es recompensado por su actuación altruista. Se le quita la culpa jurídica y puede volver con su familia. Pero, ¿A qué costo se le permite no cargar con la culpa jurídica? El quitarse dicha culpa es montarse en los hombros una carga moral quizás peor que la otra; llevar a una persona a la muerte. ¿Vale la pena seguir la ley si eso significa la muerte de otro? ¿Qué o quién puede delimitar las relaciones entre lo correcto legalmente y lo correcto moralmente? Nada de esto importa ¿Está escondiendo usted a un inmigrante en su bote? —Sí. La siguiente frase es una forma de decir que igualmente la respuesta se conocía de antemano. ¿Está entre la lona? —Sí. Una serie de instrucciones, sigue dichas instrucciones y saldrás victorioso de esta pelea que igualmente ya has perdido. El Estado, canalizado puntualmente a través de su oficial, culmina asesinando al inmigrante y legalizando su destrucción. A su vez se consolida haciendo al pescador un mero espectador de lo que sucede, arrebatándole la agencia y obligándolo a cargar moralmente con la muerte. Solo que aquí, además, también estamos nosotras. Y lo único que podemos hacer es seguir mirando a través de la cerradura.


The Night Fisherman se encontraba en el Bundle For Racial Justice de Itch.io, hoy se encuentra gratis en virtud de la misma lucha, pero se tiene la posibilidad de dar dinero a les autores a través de Patreon o Itch.io.