Pocos podíamos imaginar que once años después del nacimiento de Metroid en 1986, con la llegada de Castlevania: Symphony of the Night en PSOne, se acabaría inaugurando un nuevo género que explotaría en pleno siglo XXI.
Esa estructura de mundo abierto con salas que vamos desbloqueando poco a poco a medida que el protagonista va consiguiendo nuevas habilidades, la forma en que se desarrolla el personaje... Hoy en día raro es el videojuego que no coja elementos de los metroidvania, como sucede con Control.
Incluso hemos llegado a ver clásicos de los ochenta que se han modernizado abrazando sin tapujos este estilo, como ocurrió con el soberbio Strider de 2014. Aunque la mezcla no siempre sale bien, y si no que se lo digan a las mismísimas Tortugas Ninja. Pero tampoco se puede obviar que muchas de las últimas sensaciones en materia indie han sido metroidvania: desde Ori and the Blind Forest hasta Hollow Knight, pasando por Dead Cells.
Hoy, en cualquier caso, vamos a ver las propuestas más originales.
Dandara
A simple vista, Dandara podría pasar por un metroidvania más de no ser por su control. Al verlo en movimiento, y sobre todo al jugarlo, es cuando se descubre que se maneja como ningún otro juego porque no nos movemos del modo habitual, sino "apuntando" hacia dónde queremos teletransportar a la protagonista. Un estilo al que cuesta mucho pillarle el tranquillo pero que sirve para crear una experiencia exigente especialmente llamativa.
Monster Sanctuary
Todavía en desarrollo tras financiarse en KickStarter en noviembre, el caso de Monster Sanctuary es de lo más oportuno, ya que aprovecha la fiebre por los Pokémon con el género de los metroidvania. Si bien no explota tanto su segunda faceta de cara a la exploración (mejorable), sí que saca partido de la evolución de cada una de las criaturas (que podremos capturar... si sueltan un huevo) dentro de unos combates por turnos.
Song of the Deep
Creado por Insomniac Games, los mismos de Ratchet & Clank, buena parte del atractivo de Song of the Deep es ver cómo trasladaba la clásica fórmula de los metroidvania al mundo submarino, donde nos enfrentamos a una buena variedad de criaturas abisales a la vez que resolvíamos intrincados puzles con los distintos gadgets que íbamos desbloqueando para nuestro submarino, hasta el punto de poder salir de él y bucear a pecho descubierto.
TimeSpinner
Influenciado por el clásico de Konami donde controlamos a Alucard, pero también de otras obras como la profundidad de la historia de Star Ocean y el control de Mega Man X, el caso de TimeSpinner es muy llamativo de entrada porque juega con las paradojas temporales. Si bien no se explota su uso del tiempo tanto como nos hubiese gustado, es un metroidvania diferente donde incluso las armas que manejaremos se alejan de los cánones al ser orbes.
Insanely Twisted Shadow Planet
Insanely Twisted Shadow Planet fue una sorpresa que nos brindó Xbox Live Arcade en 2011. Obra de Michel Gagné y Joe Olson, más allá de esa estética de contrastes tan oscuros sumamente atractiva, nos puso a los mandos de un OVNI, lo que suponía un cambio de planteamiento en el control tan típico del género. Y al igual que PixelJunk Shooter, introdujo muchos puzles.
Headlander
Con Headlander, Double Fine Productions se valió del espíritu (nunca mejor dicho) del clásico Avenging Spirit de Jaleco para dar vida a un metroidvania donde había que utilizar la cabeza... de modo literal. Porque sí, podíamos cambiar de cuerpo a placer insertando nuestra cabeza en casi cualquier dispositivo robótico, desde autómatas hasta perros o aspiradoras. De locos.
Teslagrad
La ópera prima de Rain Games, Teslagrad, fue toda una sorpresa, tanto para los amantes de los metroidvania como para los seguidores de Nikola Tesla, al combinar con acierto el desarrollo habitual de ese género dando buen uso a los avances tecnológicos de la electricidad y los campos magnéticos. Llegó a gozar de otro título ambientado en su universo en 2017: World to the West.
Severed
Y rematamos con Severed, un excelente dungeon-crawler que se empapó de la fórmula de los metroidvania a la hora de progresar por sus mazmorras y de un modo de lo más atípico, al realizar todas las acciones mediante la pantalla táctil de PS Vita. Poco tardó en adaptarse a 3DS y Wii U, aparte de iOS, ese mismo 2016, hasta su conversión a Nintendo Switch en 2018. Fue, sin lugar a dudas, todo un soplo de aire fresco para los juegos de mazmorras.