Rumu: Los sentimientos de tu aspiradora
Cuando vemos la representación de un robot con algún tipo de sentimiento en un relato de ciencia ficción suele, no siempre, ofrecerse a través de una composición bastante primaria. Tenemos al robot bueno, al aplicado, al malvado, incluso alguno con dudas existenciales, pero siempre echo en falta en robot idiota, el robot FLIPADO. Debemos prepararnos para lo peor, y lo peor no es un futuro en el que los humanos luchen contra robots y nos esclavicen en el sector 7-G. No, lo peor es ese robot que se te acercará en un bar y te dirá que Josef Ajram lleva razón. El robot-Roncero. Eso es lo que hay que temer y por lo que seguramente Jhon Connor enviaría alguien al pasado. Afortunadamente el protagonista de Rumu no es así, o al menos no lo parece.
Encarnar una aspiradora puede no ser el mejor elemento de marketing del mundo, pero hay que reconocerles a los australianos Robot House que su propuesta se vende a pesar de los complicado de su pitch. Nuestro trabajo como Rumu es mantener la casa impecable, pero esta no es una casa normal. Hablamos de una smart home (el término ya acojona) llena de dispositivos semi-inteligentes y algo disfuncionales, así que lo que comenzará como otro día más en la oficina se acabará convirtiendo en un viaje de descubrimiento sobre el amor y la familia.
A pesar del montaje del tráiler, Rumu se desarrolla en un entorno isométrico al que no entiendo por qué no se le ha dado más representatividad, ya que es precioso. Allá van unas capturas.