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jueves, 17 de agosto de 2017

Análisis: Vostok Inc. #Nivel Oculto


Análisis: Vostok Inc.

Vostok Inc.

Crítica

Vostok Inc.

¿Se acuerdan de los yuppies? Qué pregunta, claro que se acuerdan de los yuppies porque han visto no hace mucho El Lobo de Wall Street. No, déjenme preguntar de nuevo. ¿Se acordaban de los yuppies antes de que saliera esa película? ¿Los tuvieron en mente en algún momento de la década pasada, salvo quizás con American Psycho? Nadie se acordaba de esas criaturas porque, de repente, su tiempo pasó. Semidioses de su era y ejemplo de las bondades del capitalismo financiero, los chicos de Wall Street servían como ejemplo de lo que uno podía conseguir con ingenio y trabajo y encarnaban el sueño de una era: trabaja hasta reventar y jubílate a los treinta. Quizás si no les recordamos es porque esa época de salvaje optimismo murió y porque eran una promesa que el capitalismo no podía mantener. O porque como nuestro Mario Conde, unos cuantos acabaron en la cárcel y los que sobreviven lo hacen en la City siendo bastante más discretos.

Vostok Inc. se acuerda, vaya si se acuerda. Y a diferencia de los sucesores actuales de estas figuras, no tiene ninguna intención de ser discreto.

Digamos que hay dos tipos de parodia "con mensaje" que respeto. Por un lado está la que es muy sutil y nos revela entre líneas su contenido, casi como un confidente. Y por otro está la que te coge por los hombros y empieza a gritarte todo lo que quiere decirte, que no te deja en paz y que seguramente vaya vestida con colores chillones. La que no se queda con medias tintas y si tiene que ir hasta el final, va hasta el final. Evidentemente, Vostok Inc. tira por ese camino, como antihomenaje de una época que felizmente pasamos atrás para meternos en una década de crisis y la caída del muro del optimismo.

En el juego de Nosebleed Interactive nos tocará encargarnos de una suerte de corporación ochentera que quiere ganar dinero explotando el espacio. Literalmente, porque nuestros primeros ingresos serán ganados a base de reventar asteroides con nuestra navecita. Porque aunque realmente es un videojuego de género tycoon, ha adoptado el formato de un shmup espacial para confundirnos.

"Los jefazos se dedican a sestear, drogarse y estar de farra en grandes habitaciones mientras que los mandos intermedios no paran de echar horas en cubículos infectos"

A nuestro expolio inicial por el sistema solar pronto sumaremos la posibilidad de construir instalaciones en cada uno de nuestros planetas (no le den muchas vueltas cuando hagan una granja en Neptuno o Júpiter, eso sí). La descripción de cada edificio (y de sus mejoras) pretende ser socarrona y grandilocuente, admitiendo claramente que vamos a esquilmar los recursos naturales del planeta, maltratar a nuestros trabajadores para que produzcan el doble u ofrecer productos de peor calidad a los compradores. Todo en nombre del sacrosanto dinero, que es el único dios al que vamos a venerar. Una vez tengamos la suficiente liquidez aparecerá un enemigo final y tras cargárnoslo podremos ir a la órbita de una nueva estrella a continuar con nuestro saqueo, hasta un total de seis sistemas solares. ¿Cómo llegamos a esa liquidez? Podríamos esperar mientras las cifras se agolpan en la pantalla, pero saben que no lo haremos. Mejor reinvertirlo todo, construir más y más, poner el dinero a trabajar para que nuestra fortuna ascienda de dos en dos y luego de tres en tres. En el siguiente sistema solar iremos de cuatro en cuatro y de cinco en cinco, ¿quién nos va a parar?

Y ya está, no hay más, amigos. La descripción de la jugabilidad de Vostok Inc. se queda ahí, porque realmente no hay muchísimo más que vayamos a hacer a lo largo de una partida. El dinero nos permitirá comprar mejoras para la nave o nuevas armas (tres tipos básicos cuya combinación nos da hasta trece opciones distintas) y por el espacio andan varados toda una suerte de directivos, mandos intermedios e incluso inversores que nos duplicarán nuestra fortuna, pero el esquema básico es ése. Llegamos a un planeta, lo explotamos, ganamos dinero, volvemos a invertirlo en otro sitio y nos sentamos a ver nuestro balance crecer. Y de cuando en cuando rescatamos a algún mánager más para que mejore nuestras ganancias (si están contentos suman un porcentaje muy rico).

"En Vostok Inc nos tocará encargarnos de una suerte de corporación ochentera que quiere ganar dinero explotando el espacio. LITERALMENTE"

Hay quien podría tildar esta mecánica repetitiva de aburrida, pero lo cierto es que a mí se me ha hecho muy entretenido. Su parte de shoot 'em up desde luego no es la mejor que uno puede encontrar en el género, pero sí muy entretenida, y está plagadísimo de minijuegos para hacer más llevadera la espera hasta conseguir nuestro primer billón.

No deja de ser curioso, dentro del mensaje que nos quiere dar, que en nuestra nave los jefazos se dediquen a sestear, drogarse y estar de farra en grandes y suntuosas habitaciones mientras que los mandos intermedios no paran de echar horas en cubículos infectos donde podemos meter hasta a diez. Es más, los mánagers se manejan como Tamagotchis: hay que estar pendientes de que tengan suficiente comida, bebida y regalos (yates, carne de panda, daiquiris, motos de agua…), mientras que los mandos intermedios ni sienten ni padecen. ¿Les suena?

Pero vale, pongamos que la mecánica sea repetitiva y pueda aburrir. Que esa incesante búsqueda de dinero no termine nunca. Bajo toda la capa yuppie y excesiva, sublimada entre las explosiones y la música seudoochentera y reactiva está la auténtica chicha de Vostok Inc.

Los psicólogos hablamos de que la satisfacción económica funciona igual que la vitamina C, esa que nos tomamos cuando estamos enfermos y que no hace absolutamente nada pasada la dosis de acción. Hay un punto de satisfacción máxima con el dinero, y una vez lleguemos hasta ahí, no va a subir. ¿Por qué los súperricos siguen a la caza de pasta, por qué papá Neymar no puede parar de perseguir millones como un perrillo? Porque te genera la misma satisfacción el primer millón que el primer billón, y cada vez dura menos. Y encima, al final acaba generando más insatisfacción perder dinero o el miedo a dejar de ganarlo que la propia satisfacción de hacerse más rico.

Vostok Inc., no sé si de manera intencionada o intuitiva, nos explica muy bien este efecto. Nunca hay suficiente. ¿Por qué retirarnos con el primer billón si podemos ir a por el primer trillón? ¿Por qué parar de expoliar la galaxia si tenemos ahora un nuevo sistema solar a nuestra disposición? Su optimismo desbordante, su fanatismo de liberal hasta las trancas de cocanía disfrazan muy bien que somos unos yonquis del dinero, que diría nuestro corrupto favorito.

Luego tendremos un modo historia que es vagamente gracioso y necio a tope, tendremos los minijuegos, tendremos a nuestros directivos cabreados porque no les damos caviar, tendremos la banda sonora (con otro minijuego que nos permite remezclarla) y tendremos la nav con sus armas y mejoras, pero el hilo conductor de todo esto es la avaricia. Una avaricia muy bien construida y que nos hace sentirnos por un momento como uno de esos asquerosos yuppies que contribuyeron a condenar a toda nuestra generación. Cuando tengamos que decidir si esperamos un momento más hasta llegar a nuestra siguiente meta monetaria o lo aceleramos creando más mierdas y destrozando más planetas para que el dinerito suba más rápido nos daremos cuenta de que nosotros tampoco seríamos invulnerables en la vida real.

Y qué quieren que les diga, me parece más que meritorio que hayan logrado someter al jugador a este hechizo del capital con un juego de navecitas.

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