Da igual cuál sea el partido político con el que te identificas, intentar asociar el atentado ocurrido recientemente en Berlín con los efectos de los videojuegos (o las películas) como recientemente hizo el dirigente del partido Podemos Iñigo Errejón en la cadena SER hace unos días no sólo es de mal gusto, sino que es algo que está fuera de lugar.
En lo personal entiendo que los videojuegos son un aporte humanístico legítimamente reconocido a nivel internacional y de múltiples dimensiones. Un medio que apuesta de manera más notoria por incluir más y mejores componentes sociales, y que desde hace más de 20 años no trata a sus usuarios como niños, y mucho menos aleccionarlos.
No vamos a negar que para muchos desarrolladores es un medio de ganarse la vida pero en el fondo se trata de aportar valores a los jugadores a través de posibilidades jugables o un hilo narrativo. La idea es despertar el ingenio con un nivel de 'Candy Crush' o dar la posibilidad de conquistar el mundo con 'Civilization VI'. Vivir aventuras con Nathan Drake o el Jefe Maestro y pasarlo bien en el intento.
Pero no entiendo como el señor Errejón puede hacer alegremente declaraciones como estas:
Creo que también hay un efecto imitación, estoy convencido de que el que ha hecho lo de Berlín no lo habría hecho de la misma forma si no es porque conoce lo de Niza y porque ha visto videojuegos similares y películas similares
Los trágicos sucesos de Breitscheidplatz tienen poco o nada que ver con las aventuras que millones de jugadores experimentan en 'GTA V', 'Just Cause 3' o cualquier otro juego. Antes de los videojuegos o las películas ya había cómics, literatura o incluso seriales de radio en los que un Robin Hood, un Batman o un Llanero Solitario cometían toda serie de estragos con intenciones más o menos nobles, pero también había perturbados que atentaban contra la sociedad y que no sabían leer ni tenían radio.
Sin embargo, Michel Ancel, Cliff Bleszinski o Shigeru Miyamoto no son los únicos capaces de imaginar mundos alternativos.
Algo está pasando. En EEUU los chavales cogen rifles y matan a la gente. Existe un vasto recorrido de frustración acumulada y orfandad que acaba estallando en episodios de violencia sorda. Estamos sufriendo transformaciones antropológicas que hace que la gente está más sola, enloquecida y violenta
En el caso de Errejón, recurrir a clichés sobre que el mundo actual está alienado o que hay una sensación de orfandad o desarraigo como frustración acumulada es, cuanto menos, paradójico. Sin embargo no ha podido estar más desacertado en sus declaraciones. Afortunadamente no se trata de un problema global y definitivamente el origen no está en los usuarios, la mayoría de los cuales están ampliamente sensibilizados con los sucesos.
Que hable de este asunto no es una cuestión política, me es indiferente a lo que se intente dedicar este señor. De hecho, en VidaExtra hemos alabado decisiones políticas acertadas en torno a la promoción de la industria o su valor cultural, tanto en España como en países como Francia, Reino Unido o Alemania. Es una cuestión moral: dejemos de asociar actos de vandalismo desmedido y atentados condenables con reacciones derivadas de los videojuegos, que ya estamos en 2016.
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