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viernes, 10 de julio de 2015

5×5: El ocaso de los no-juegos – Quinta parte ��� Embed with Games [indie-o-rama]

Cara Ellison busca entender por qué son tan relevantes los videojuegos hoy en día. Pero  no es programadora, no es diseñadora gráfica, tan sólo se rodea de gente que los crea, para hacer de esta manera una crónica sobre este momento tan importante. Después de todo, Tale of Tales hace algo similar desde el espectro opuesto a los videojuegos: los no-juegos.

La labor de Cara Ellison al realizar la serie Embed with Games, financiada por Patreon, fue la de viajar por el mundo. Durante una semana insertarse en la vida de los desarrolladores, vivir con ellos, dormir con ellos, comer ramen instantáneo y salir de juerga por la noche. El resultado, puro periodismo gonzo, muestra una variedad heterogénea. Pero no es fácil ver la sintonía de estos jóvenes desarrolladores con el movimiento not-games promovido por Tale of Tales. Sin embargo, la tienen. Forman parte de algo más grande sin saberlo o, quizá, sabiéndolo, pero sin darle mucha importancia. Es gente buscando las costuras de un lenguaje. Esta idea flota en el ambiente. Vivimos en una época muy especial en el mundo de los videojuegos, una época emocionante para vivirla y contarla.

Este artículo forma parte de una serie especial de cinco días, apología de Tale of Tales y los juegos alternativos. El primer día descubrimos un servicio de paquetería misterios. El segundo abordamos Her Story, un juego minimalista donde el jugador debe componer una historia fragmentada con una interfaz obsoleta. El tercero, una ficción interactiva de Anna Anthropy sobre violencia y sexo en un Oeste cyberpunk. El cuarto, las delicias alienígenas de Porpentine: una antología. Y como colofón, hoy, un libro sobre juegos, una búsqueda por parte de Cara Ellison. Por si no ha quedado suficientemente claro, el artículo de hoy corre a cargo de Diego Freire.

Embed with Games – Cara Ellison

La odisea de Cara Ellison la resume Kieron Gillen en la introducción de Embed With Games, así que no esconde ningún spoiler. Además, quien se dedique a escribir sobre videojuegos, y tenga pasión por escribir y por los videojuegos, sabe que este tipo de odiseas (sean físicas, mentales o espirituales) no pueden acabar bien. Porque las ilusiones, los deseos y las pasiones que sentimos se ven mermadas por una realidad que las destroza. Y Embed With Games trata, en parte, eso. También trata sobre mí.

El primer capítulo se dedica a Londres. Londres es una ciudad que no me gustó la semana y poco que pasé en ella. Hay una cantidad indecente de museos, completamente gratuitos. Entras, coges un mapa y tienes ahí años para vagar. Entre desarrolladores, gente como Terry Cavanagh, George Buckenham, Alice O' Connor o Karla Zimonja, Cara habla de los años que pasó en Londres. Cómo la decepcionó, cómo llegó convertida en una persona y se fue del lugar siendo otra muy distinta. Recordando el día que lloró delante de Kieron Gillen.

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Siento envidia y admiración, a veces gana una, a veces otra, por la labor llevada a cabo. También por el grupo de gente del que consigue rodearse. Si algo me ha enseñado Ellison es que hablar de uno mismo es fundamental para entender a los otros. Y que mediante la escritura sobre otros podemos encontrarnos a nosotros mismos. Aunque estemos perdidos, aunque parezca que, en realidad, siempre estamos encontrados, siempre en el mismo lugar, añorando otros. Esto se llama saudade. Aunque es algo más.

Embed With Games es un retrato maravilloso sobre una generación de gente que ni llega, o tan sólo roza, a la treintena y están construyendo el futuro. El futuro es una serie de obras virtuales interactivas que puedes jugar tú solo o con amigos, sentirte poderoso o aterrorizado, ser alguien distinto a quien sueles ser. El futuro son los videojuegos. Esa búsqueda que lleva a cabo Cara, pues la considero una búsqueda, se me antoja la busca de un significado para esa pasión desaforada por algo que parece tan vulgar como los juegos. Quizá sea por la identidad fluida, el poder entrar y sentir como un Otro. Quizá por una cuestión temporal y generacional: esto es lo que nos ha tocado vivir y debemos desmontarlo hasta la molécula, pues no tenemos nada más.

La idea de la generación, bien por lo que se vuelca Cara Ellison en sus escritos, bien por la gente que refleja en ellos, está siempre presente. Esta generación no es homogénea, no es una masa conjunta que se mueve al mismo ritmo. Son individuos, cada uno con sus objetivos y sus obras que los determinan y los circunscriben. Sin embargo, no puede evitar uno encontrar cierta depresión, cierto desencanto. El desencanto de un grupo de gente joven cuyo futuro es difuso, escrito en la niebla. Se dedican a sobrevivir, con sus fiestas, su alcohol, su diversión, su agenda y sus preguntas metafísicas sobre lo lúdico.

Juzgar a Embed With Games como una crónica, como un diario de viajes o como una serie de entrevistas con gente más o menos popular sería limitarnos mucho las posibles lecturas e interpretaciones a la que está abierta la obra. Es, será en un futuro, una obra de referencia a la hora de tratar con estos nuevos creadores, pero también de mirarnos a nosotros mismos y luchar contra los egos que lleva consigo la industria, bien sean los encorbatados, los hobos-indies o los periodistas que, como rémoras, creamos a través de los demás.

El problema viene cuando realmente te precupas por los juegos de una manera que va más allá de que te gusten. El problema es doble si además te preocupas de verdad por el oficio de escribir, porque entonces acabas luchando con todos los problemas de la industria.

Kieron Gillen

Embed with Games