Hoy es festivo en Madrid y no lo supe hasta la una de la tarde, más o menos, cuando la carretera estaba cortada y una multitud de gente subía una cuesta para llegar hasta la verbena popular. Hoy, resulta, es San Isidro. Los hombres se visten con chaleco y boina y las mujeres con una versión menos escandalosa del vestido de sevillana y un paño sobre la cabeza. Es solo otra fiesta más de pueblo, una tradición que más que cumplir, cargamos. El lado bueno de todo esto son los bollos preñados, que es, en realidad, un plato asturiano. Pero Madrid se basa en reinventar costumbres ajenas y apropiarse de ellas. Así que desde este festivo os escribo, desde este viernes 15. El primero de toda mi vida que paso en Madrid.
Viajes por las estrellas
Venga otra vez a ser el capitán de una nave. ¿Cuándo nos tocará ser un grumetillo? Un simple engranaje en la maquinaria. Y que nos obliguen a hacer cosas. A pulsar un botón en concreto durante horas y horas de juego. No quiero sobre mis hombros la responsabilidad del fracaso de una nave. Y si ganamos me alegraré tanto como si yo fuese el que ha llevado la nave a la victoria. Después de todo, seré parte fundamental de la nave. Yo habré pulsado ese botón para que la nave no estalle o no la hagan estallar. En serio, parad. Me puede la presión.
Blues and Greenlights
Vamos a ponernos chovinistas. Yo soy muy de ponerme chovinista, pero a niveles pequeñitos, racionando muy bien el tema. Además, me gusta hacerlo más temporalmente que geográficamente… Perdón, es que se me está yendo la vista porque en la tele está puesta Over The Top. ¿Por dónde iba? Ah, sí. El greenlight de un juego español siempre es algo ciertamente gozoso, no solo porque puedes felicitar al creador cara a cara, sino porque puedes entrevistar a la gente que lo está haciendo y eso es algo que me gusta mucho. Y porque así se demuestra que no hace falta vivir en Nueva York, Nueva York para hacer un juego. Que aquí al lado también se puede. ¡La democracia!
Masa enfurecida
A mi, que hoy sea San Isidro, me da bastante igual, la verdad. Lo que más me interesa es que hoy es 15-M. El cuarto aniversario de aquel fin de semana del amor que duró un mes, un año, ahora lleva cuatro y será una eternidad. Los más reticentes o pesimistas dirán que no sirvió para nada. Sin embargo, cambió la forma de muchos de ver y discutir la política, de entenderla y debatirla con nosotros mismos y el resto. Claro que los cambios, los cambios que no son bruscos, necesitan un tiempo, como un buen caldo. Mientras, si queréis quemar cosas y guiar una masa enfurecida llena de griegos en toga y guerreros mitológicos, aquí un botón.
Pequeño diablo
Cuando la marea se retrae en la costa, llegamos nosotros. Cuando ya nadie habla de un juego, cuando parecen haberlo olvidado, aunque su periplo sigue y sus creadores están mordiéndose las uñas en sus casas, 24 horas al día, siete días a la semana, aparecemos. Cuando crees que ya no se iba a hablar más de ese juego, porque ya todo el mundo ha hablado de ese juego y no vale la pena que nadie más lo mencione, nosotros decimos la palabra exacta. Y el juego vuelve a cobrar vida y los diez días que pasan para terminar el crowdfunding no son nada y los menos de sesenta mil dolares que les quedan por alcanzar se desvanecen en un parpadeo. Eso hacemos nosotros.
Hablemos de mi libro
No sé si haciendo esto incumplo alguna regla de esta santa casa. Sé que hay reglas. Las leí hace un tiempo, cuando acababa de llegar, y desde entonces intento romperlas todas. Una detrás de otra. Pim, pam, tic, tac. Pero bueno, vamos a hablar de lo que interesa. Me encantaría tener este libro y si ponéis pasta y yo pongo pasta y todos ponemos pasta saldrá adelante y podemos disfrutarlo a tope. En realidad es un libro que yo querría haber hecho, pero no tengo las agallas para sacarlo adelante. Así que tendré que leerlo escrito por manos ajenas. No es un videojuego, es un libro. Por si no había quedado claro.
Independent By Design: Art & Stories of Indie Game Creation
Fuente: indie-o-rama
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