Creo que uno de los signos de madurez de un medio comienza cuando se empieza a juguetear con lo metalingüistico. La mayoría de las artes terminan por hacerlo y los videojuegos no son un caso aparte. Desde hace tiempo el videojuego tiene conciencia de sí mismo. Se ha mirado al espejo y se ha reconocido. Autorreferencias, parodias de situaciones que hemos vivido en otros videojuegos e incluso videojuegos sobre crear videojuegos. Quizás la obra más recordada en estas cuestiones sea The Stanley Parable ya sea por su cercanía temporal o por lo magnífico que es. Y seguro que cada vez más aparecerán videojuegos ingeniosos bajo su inspiración. Como THERE IS NO GAME, la indiegencia del día.
THERE IS NO GAME no es un videojuego. Eso es lo que la voz del narrador nos dice nada más empezar. Nos pide disculpas por ello y nos invita a que hagamos otras cosas como ir a ver la televisión, leer un libro o salir fuera un rato. No estamos ante un videojuego así que lo mejor que podemos hacer, según la voz omnisciente, es no jugar. Pero aún con ello tenemos un cursor en la pantalla que reacciona al movimiento de nuestro ratón así que puede que algo si podamos hacer, ¿no?
Este pequeño título juega con nuestra capacidad de ser curiosos, de probar cosas. Como aquella pantalla de inicio de Super Mario 64 donde la cabeza del héroe era moldeable a nuestro antojo. Además, funciona como homenaje al mundo de los videojuegos, del pasado y nuevos. Es una pequeña joya de la que no desvelaré mucho más para no joder la sorpresa ya que es aquí donde el título reluce. THERE IS NO GAME ha sido creado para la Deception Jam de videojuegos creados con Construct 2. Lo mejor que podéis hacer es jugarlo. Bueno, como no es un juego lo mejor será no jugarlo.
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