Pues eso. Que pese a ser valenciano y estar acostumbrado a largos veranos de calor húmedo cual selva centroamericana, un clima en el que un predator se sentiría como en casa, esto está siendo durillo. Y cuando pasan estas cosas lo que menos apetece es sentarte delante del PC a escribir aunque sea con el ventilador en marcha. Pero en esta santa casa nos debemos a nuestro público, así que nada nos impedirá traerles su ración de jueguicos en desarrollo de esta semana. Aunque esté loco por meterme en la ducha de la que he salido hace veinte minutos.
Nací en un lugar oscuro y horriblemente lejano.
¿Recuerdan cuando Spore (Maxis, 2008) tenía que revolucionar la forma en que se hacían videojuegos y al final no fue más que un simulador de penes con ojos? Pues The Endless Cylinder recoge el testigo de esa estética alienígena no antropomórfica y… bueno, realmente alienígena, de formas imposibles y paisajes no humanos y esta vez consigue tener una pinta interesante. En este vídeo del prototipo en desarrollo vemos a un guisante con patas y trompa huir de una boca gigante. Es más interesante de lo que parece y tiene pintaza.
HOSTIEJAS Y ROBOSES
¿Hay algo que nos guste más en indie-o-rama que las hostiejas y los roboses? Ambas cosas, junto al bacon, forman el triunvirato del BIEN. No Way Out es un juego de acción estratégica en tiempo real con, evidentemente, estética y trasfondo futurista que recuerda mucho a un MOBA pero cuya mecánica es ligeramente distinta: en vez de ganar lo que hay que hacer es huir del mapa antes de que sea bombardeado. Porque nunca nos cansamos de tíos con armadura y robotazos enormes dándose candela.
Distópicos e integrados
Primordia (Wormwood Studios, 2012) es una debilidad personal de este que les escribe y un juego sobre el que algún día escribiré algo por aquí. Su publisher, Wadjet Eye Games, que además también son desarrolladores, se encuentran ahora enfrascados en Shardlight, una aventura gráfica de corte distópico, futurista y apocalíptico, que son las tres palabras que más hype me crean cuando se refieren a una historia (incidentalmente son las que mejor resumen mis relaciones amorosas hasta la fecha, pero eso es sólo una desafortunada coincidencia). Tenemos unas ganas increíbles de echarle el guante.
retrofuturismo
Soy lo suficientemente viejo como para que mi primera consola fuese una Atari 2600. Entre los juegos que venían con ella había uno de aviones cuya mecánica te obligaba a recoger tanques de combustible, con un FUEL enorme escrito en ellos, para no quedarte tirado y perder la partida. Al cabo de muchos años descubrí que ese juego se llamaba River Raid y fue programado por completo por Carol Shaw, empleada de Atari y una de las primeras mujeres diseñadoras de videojuegos. Este Blasty Flight que les traigo aspira a ser su sucesor en 3D.
Fue el mayordomo
Confieso que tras Her Story me quedan pocas ganas de resolver misterios porque creo que ya no queda nada que contar en un juego de detectives después de semejante mastodonte, pero la cualidad no linear de la historia de este The Last Time me ha despertado la curiosidad. Eso y la promesa de decisiones de moralidad cuestionable ha sido suficiente para despertarme una curiosidad que tengo que saciar.
Fuente: indie-o-rama
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