¡Hola de nuevo! Seguimos con este triple artículo sobre los juegos clásicos que me han influido para crear
Eternum siguiendo con el menospreciado sentido del olfato como hilo conductor. Esta vez no me alargaré con una súper introducción llena de dulzona nostalgia caramelizada (si algún hipoglucémico se ha quedado con ganas, por favor, que relea la
el primer y segundo artículo de esta serie.